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Foto del escritorFlor Fernández Castán

Nutrición y emociones: ¿Para qué comes?

Nutrición y emociones: cuestionando nuestras creencias


Nutrición y emociones son dos conceptos que están íntimamente ligados.


La comida y las emociones están presentes en todos los aspectos de nuestra vida.



Comemos para nutrirnos, para obtener energía y poder afrontar nuestro día a día...


¿Pero estos son los únicos motivos?


¿Comes porque te lo pide tu cuerpo hambriento de nutrientes o son otros los motivos que te llevan a comer?


A menudo nos vemos envueltos en una serie de rutinas que repetimos a diario sin cuestionar.


Las aceptamos y las hacemos parte de nuestras vidas como algo incuestionable.


Es algo que es así, simplemente porque siempre fue así.


Por eso en este artículo quiero proponerte comenzar a cuestionar aquellos patrones de conducta que tienes automatizados.


Para así poder empezar a buscar un comportamiento más acorde con tu sentir interior.


¿Qué te parece? ¿Me acompañas?


Para identificar si estamos comiendo de forma automática, uno de los primeros pasos es comenzar a comprender las verdaderas señales que nos manda nuestro organismo.


Así, en vez de vivir con un piloto automático y repetir constantemente conductas que terminan robándose nuestra energía vital, comenzamos a ser más conscientes de aquello que verdaderamente queremos y necesitamos.


Tomar consciencia nos permite actuar en consecuencia.


Para una nutrición y emociones sanas, cuestiona tus creencias


¿Te has fijado que una de las conductas que no solemos cuestionar es la de que es preciso tener el “estómago lleno”?


Normalmente persiste en nosotros esa sensación de querer tener el estómago lleno a toda costa.


Pensamos que de otra manera “no habremos comido lo suficiente” y creemos que tendremos hambre durante el día.


Y entonces, comemos hasta sentir que nuestro estómago revienta.


Tener el estómago lleno a todas horas no es natural. Ni beneficioso.

Existen patrones de conducta que nos han acompañado toda la vida y que forman parte de un sistema de creencias en el que estamos inmersos.


Lo hemos aceptado como una verdad absoluta y nos cuesta mucho trabajo cuestionarlo.

  • Aceptamos que hay que hacer cinco comidas al día, aún sin sentir hambre. Lo paradójico de esta costumbre, es que las cinco comidas se hacen justamente para no sentir hambre. ¿Tiene sentido?

  • Si rompemos con nuestra pareja, socialmente se nos “está permitido” consolarnos con comida.

  • Las reuniones familiares giran alrededor de la mesa, con comilonas interminables y digestiones muy pesadas.

  • Las reuniones de trabajo muchas veces se celebran con una mesa llena de comida.

No se cuestiona el papel de los alimentos en la sociedad en la que vivimos.


Y sí, por supuesto que la comida forma parte de nosotros.

Pero resulta necesario darle el lugar que realmente ocupa para que no termine ocupando nuestro propio espacio.



Conecta con tu verdadera nutrición y emociones


El cambio de hábitos y de conductas no suele ser un proceso sencillo.


Requiere, por un lado, que dejemos de identificarnos con lo que hemos hecho desde pequeños sin cuestionar.


Y, por otro lado, que nos permitamos dudar del paradigma en el que vivimos, conectando así con nuestra esencia.


La comida vino para quedarse, acompañarnos y “calmarnos” desde pequeños.

Hemos integrado la comida en nuestra vida como nuestra mejor amiga.


Aprendimos que podemos recurrir a ella cuando nos sentimos desconsolados para encontrar así, un alivio momentáneo.


Pero este alivio no nos soluciona el problema. Aunque en realidad, nos está invitando a zambullirnos en él.


Identificando el hambre real


Pero entonces, ¿Cómo identificar si como por comer o porque mi cuerpo realmente lo necesita?


Muchas veces se confunde la señal de hambre con los ruidos que hace el propio organismo cuando se está encargando de sus tareas de limpieza.


Estos ruidos se deben a un patrón de actividad motora del músculo liso del estómago y del intestino (de actividad “involuntaria”) que actúa durante los períodos de ayuno, y que se denomina Complejo Migratorio Motor (CMM).


Este CMM tiene la función de limpiar nuestro tubo digestivo de los restos alimenticios e impedir el sobrecrecimiento de bacterias.


El hambre es una función fisiológica normal, y como toda necesidad vital, no cesará hasta que sea saciada.


Todo lo contrario, irá en aumento y no aparecerá de forma intermitente.


Además, el hambre real es una sensación agradable, no urgente.


Si sientes hambre real, te saciarás con cualquier alimento integral y, además, no necesitarás mucha cantidad.

Te dejo algunos tips a los que puedes recurrir para comenzar a clarificar si ese hambre que sientes es en verdad un hambre física o es más emocional:

  • Una manera de hacerlo, es no saciar ese hambre ¡YA! Cuando aparezca la sensación de hambre, deja pasar 30’ y luego, intenta distinguir si ese hambre que tenías sigue estando. Si esa sensación se ha ido, entonces era otra cosa.

  • Otra forma es distraerse, buscar una actividad alternativa y realizarla. Si esa sensación vuelve a irse, es que no se trataba de hambre tampoco.

  • También puedes probar apuntando las horas de tus ingestas. Si no han pasado tres horas por lo menos desde la última ingesta, seguro que no es hambre real: tu organismo debería sentirse saciado.

  • Si tu sensación de hambre se parece más a una sensación de urgente bienestar, recuerda que el hambre real no es una sensación urgente, sino agradable.

  • Si el cuerpo te pide azúcares, harinas, pan, pizza, chocolate o un producto concreto, ten presente que el hambre real no está incentivada por un alimento determinado.

  • Por último, puedes recurrir a esta regla de oro: “siento hambre, pero no me comería una manzana”. Probablemente tu cuerpo no esté enviando señales de hambre física real.


Te acompaño a descubrir las señales de tu organismo


En mis acompañamientos, me gusta guiar de forma natural a las personas que acompaño para que escuchen y sientan cuándo tienen realmente hambre y cuándo el cuerpo obedece a otras cuestiones.


Factores como patrones de conducta guiados por la ansiedad, la costumbre, el estrés o la cultura, son los que te ayudo a gestionar.


Así mismo, te brindo las herramientas necesarias para que seas tú el que aprenda a autogestionar cada situación que aparezca en tu día a día.


Y para que puedas identificar si comes con hambre real, física, emocional...


Mi objetivo es ayudarte a que mantengas en el tiempo una relación sana con la comida.


Se trata de encontrar la forma de “llenarte de vida para no necesitar llenarte de comida”, como diría el Dr. Karmelo Bizcarra.


Si estás pensando en iniciar un cambio de hábitos y quieres una guía experimentada, te invito a concretar una cita conmigo sin compromiso, haciendo click en este enlace.


¿Qué te ha parecido este artículo?


¡Cuéntame si has puesto en práctica alguno de los tips que te he dejado!


¡Me encantará leerte y conocer tu experiencia!





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