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  • Foto del escritorFlor Fernández Castán

Microbiota: ¿Somos lo que comemos?

Actualizado: 24 oct 2023

La microbiota: descubre qué o quiénes somos en realidad


¿Has oído hablar de la microbiota? ¿Sabes de qué te estoy hablando?




Todo el mundo repite esta frase “somos lo que comemos” ... y sí, estoy de acuerdo en gran parte...


Pero… ¿Te preguntaste alguna vez qué o quiénes somos en realidad?


Esta pregunta puede tener una respuesta rápida: somos lo que nuestra microbiota quiere que seamos…


¡Ajá! ¿Y qué es la microbiota?


La microbiota es un pequeño (gran) ecosistema, que habita en nuestra piel y en las cavidades de nuestro cuerpo que tienen contacto con el exterior.


Estas cavidades son la vagina, los pulmones, la boca o el aparato digestivo, por ejemplo.


Está compuesta de millones de microorganismos, que en condiciones normales, guardan un perfecto equilibrio con nosotros.


Estos microorganismos son, principalmente, virus, bacterias, hongos, levaduras, arqueas y protozoos.


La microbiota influye en las elecciones y acciones que realizamos a diario.

La microbiota se encarga de muchas funciones vitales para nosotros, como por ejemplo:


  • Nos provee de nutrientes esenciales, como aminoácidos, ácidos grasos de cadena corta, vitaminas, como la B12, etc.

  • Hace aprovechables elementos de la dieta que de otra manera no podríamos asimilar, como ciertos almidones.

  • Es la encargada de entrenar y modular nuestro sistema inmunitario, promoviendo la inmunidad innata y adquirida.

  • Interfiere en la modulación de nuestros pensamientos.

  • Regula nuestras elecciones: nos guiará a la hora de comer, pero también tendrá incidencia en nuestra apetencia sexual, por ejemplo.

  • Es parte responsable y activa de la capacidad desintoxicante del organismo.

  • Mantiene la homeostasis del cuerpo. Es decir, nos mantiene en equilibrio.


La microbiota nos proporciona la capacidad de adaptación al medio y también al cambio.


Y, además, representa la primera barrera para los agentes patógenos.


Es por todo esto que si el equilibrio de nuestra microbiota se altera, también se verán alteradas nuestras elecciones a la hora de elegir los alimentos.


Junto con ello, se inflamará e irritará nuestro intestino y nuestra mucosa digestiva.


Esto ocasionará molestias que pueden ir desde hinchazón o reflujo a síndrome de intestino irritable, hiperpermeabilidad intestinal, SIBO o disbiosis.


Cándidas o por qué no puedo parar de comer dulces, harinas y grasas


Para ejemplificar lo que te he venido contando sobre la microbiota y su implicación en nuestra salud, en nuestras elecciones y en nuestra alimentación, quiero hablarte de las cándidas.


Si no las has padecido nunca, estoy segura que has oído hablar de ellas. Y si no, no te preocupes. Hoy te las presento.


Se pueden generar muchos desequilibrios en la microbiota, con diferentes microorganismos implicados. Las cándidas son un ejemplo más, no el único.


Las cándidas son levaduras que conviven en nosotros en condiciones normales. Mantenemos con ellas una relación simbiótica.


Simbiótica significa que es beneficiosa para ambas partes, tanto para el hospedador (humano), como para el huésped (cándida).


El problema con ellas, ocurre cuando se produce un sobrecrecimiento de las mismas.


Cuando esto ocurre, estas levaduras mutan a hongos, y originan la tan temida candidiasis.


Entre los muchos síntomas que generan, además de la característica irritación y picor que son más conocidos, también se encuentra una mayor apetencia por los dulces, las harinas y las grasas, ya que son su alimento preferido.


Es por eso que si sientes que tus ganas de comer productos como pizza, bollería, patatas fritas, pan, pasta, dulces, galletas, etc. son tan grandes que pueden volverse incontrolables…


… puede que sea el momento de pensar en cómo devolver el equilibrio a tu microbiota para recuperar así tu salud y bienestar.



¿Qué podemos hacer cuando la microbiota se desequilibra?


¡No desesperes, que para todo desequilibrio suele haber una solución!


Hoy te traigo una muy buena noticia: si cuidas a diario tu alimentación y tus hábitos de vida, también cuidas de tu microbiota.


Contribuyes de esta manera a que tu organismo recupere o mantenga su homeostasis.


Y en ocasiones, pequeñas modificaciones en nuestra dieta son suficientes para comenzar a recuperar ese equilibrio perdido.


Introducir alimentos de baja carga digestiva y alto valor nutricional, permite restaurar el equilibrio en nuestra microbiota.


Alimentos como frutas, vegetales, germinados, fermentados, frutos secos crudos, pseudocereales como el trigo sarraceno o la quinoa...


... proporcionan un descanso al sistema digestivo y ayudan a disminuir la inflamación sistémica.


Y por todo lo que te he contado hoy, te voy a invitar a que de ahora en adelante, incluyas una mayor cantidad de frutas y vegetales crudos en tu dieta habitual.


De esta forma, comenzarás a notar un montón de cambios positivos en tu día a día.


Te dejo aquí tres ideas sencillas y prácticas para comenzar a integrar estos alimentos:


  • Cambia tus desayunos habituales por piezas de fruta.

  • Come una ensalada de vegetales crudos acompañando cada comida principal.

  • Cena ligero y temprano. Intenta irte a la cama con la digestión hecha.


Si empiezas a introducir estos cambios, estoy segura de que pronto sentirás

  • un aumento exponencial de tu energía,

  • tus digestiones serán mucho más livianas y

  • tus microbios recuperarán su equilibrio de una manera natural, entre muchos otros beneficios.


Déjame saber si has comenzado a introducir alguna de estas modificaciones en tus hábitos, me encantará leerte en los comentarios.


Te deseo que continúes cuidándote y dándole a tu salud la prioridad que se merece.







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