¿A qué atender cuando voy a comprar?
En este artículo, comparto contigo las claves definitivas para una compra saludable. Quiero que tengas una guía práctica para que cuando vayas a la compra te asegures de estar comprando calidad, lo cual se traducirá en una mayor salud a corto, medio y largo plazo.
Te animo a que a partir de ahora, comiences a prestar atención a tus compras.
Si lo haces, podrás experimentar cómo el hábito de integrar alimentos de calidad en tu día a día, se refleja en una mejora casi instantánea de tu calidad de vida.
Y para comenzar a integrar estas claves, va a ser preciso que empieces a prestar atención a las etiquetas de los alimentos que compras y a sus ingredientes.
¿Preparados/as? ¡Vamos allá!
Comienza por minimizar el consumo de “comestibles”. ¿Comestibles, Flor? Sí, comestibles. Los comestibles son aquellos productos que podemos ingerir, pero que no nos nutren, e incluso muchas veces nos hacen daño.
Si te fijas, las góndolas de los supermercados están llenas de “comestibles” bajo el nombre de “pan, galletas, comida lista para comer, bollería, zumos ‘de frutas’, etc.” Así mismo, evita productos que contengan más de 5 ingredientes en su composición, para no fatigar nuestro aparato digestivo.
Cuantas más mezclas de diferentes alimentos realizamos en una misma comida, más fatigamos a nuestros órganos digestivos.
Recuerda que cuando hablamos de digestión, menos es más.
Además, ten en cuenta que si la lista de ingredientes empieza por “azúcar”, lo que estás comprando es un producto hecho a base de azúcar blanco.
Esto es así porque el primer ingrediente de la lista, siempre es el mayoritario.
Esto se ve muy claramente con el “cacao”.
¿Has notado que muchas marcas te venden cacao, pero sin embargo, al leer la lista de ingredientes, te das cuenta que de cacao tiene un 2% (o menos) y el resto es harina, azúcar y otros?
Aplica esta regla: si no sabes lo que estás leyendo, ten mucho cuidado con ese producto.
Hay productos que contienen una cantidad importante de “E-”, “C-” o similares que dañan e inflaman nuestro organismo.
“E-”, “C-”, hacen referencia a aditivos alimentarios, conservantes, colorantes, potenciadores del sabor, etc.
¿Conoces los productos “light”?
No te confíes de ellos, no son realmente bajos en grasa o azúcares.
“Light” hace referencia a que ese producto tiene un 33% menos de grasa o azúcar que su producto original de referencia.
Pero no por ello será realmente bajo en grasas o azúcares.
Para entenderlo, fíjate en los refrescos azucarados: tanto el “light” como el original tienen una gran cantidad de azúcar, solo que el “light”, tiene un 33% menos que su original.
Lo mismo sucede con los productos “sin…” (“sin gluten”, “sin alcohol”, “sin azúcar”...).
No significa que no contengan ese ingrediente, sino que tienen una cantidad muy reducida de aquello que nombran.
Esto es especialmente importante cuando hay problemas de alergias, ya que una traza de algún alérgeno, tiene el poder de desencadenar en tu organismo una reacción devastadora.
Si tienes alergias o intolerancias, recuerda que los alérgenos normalmente están en negrita dentro de la lista de ingredientes.
También se pueden especificar al final con esta leyenda: “puede contener trazas de…” o “contiene…”
Así mismo, al comprar congelados, asegúrate que la cadena de frío no se haya roto durante el transporte ni la manipulación.
Otro dato a tener en cuenta: si dice “harina” y no especifica cuál, es harina blanca refinada de trigo.
Si dice “azúcar” a secas, se refiere a azúcar blanco refinado y si dice “leche”, se trata de leche entera de vaca.
Los demás orígenes tienen que estar especificados: “harina integral de espelta”, “azúcar integral de caña”, “leche de cabra”, etc.
A la hora de ir a la compra, recuerda que aquello que comes hoy, puede estar determinando tu salud de mañana.
Ten en cuenta los procesos a los que son sometidos los alimentos
No es igual comprar verdura y fruta proveniente de un cultivo ecológico, que comer verduras y frutas cultivadas de forma intensiva.
En la agricultura intensiva se aplican pesticidas y fertilizantes a destajo para garantizar la producción.
Tampoco es lo mismo comer carne animal proveniente de granjas donde los animales crecen a su ritmo, que la carne que proviene de la ganadería intensiva.
En la ganadería intensiva, es frecuente el uso y abuso de medicamentos, hormonas, vacunas, antibióticos, etc.
Cuida tu salud y la de los tuyos
Y para ello, puedes comenzar por priorizar productos cuidados, sin agregados ni pesticidas, hormonas, antibióticos u organismos modificados genéticamente.
Cierto es que no siempre podemos comprar productos de cultivo ecológico o que respeten los tiempos de crecimiento y cuidado de las frutas y verduras y los animales.
Por eso, te invito a ser muy cuidadoso/a con el lavado y pelado de frutas y verduras y con los procesos de cocción al que sometemos los alimentos, para minimizar la exposición a los diferentes tóxicos.
Y para terminar, te propongo que para asegurar la calidad de tus comidas, compres alimentos frescos e integrales y los cocines en casa.
Así, te aseguras, por un lado, que los ingredientes sean de calidad, y por el otro, que el proceso por el que pasan estos alimentos sea el más sano posible.
¿Ya tenías en cuenta todas estas claves?
¿Cuál te ha sorprendido más?
¡Cuéntamelo! ¡Me encantará leerte y conocer tu experiencia!
FOTOS:
Comentários