Entiende tu personalidad observando tu cara
¿Te preguntas qué es la morfopsicología?
Es una disciplina que estudia la personalidad de los seres humanos observando los rasgos característicos de su rostro.
Y como en toda disciplina, es importante seguir unas pautas.
A nivel morfopsicológico, el rostro se divide en tres zonas bien diferenciadas.
Estas zonas y su interacción, nos hablan de nuestras necesidades vitales y de nuestra manera de relacionarnos.
Zona cerebral o intelectual Comprende el cráneo y la frente e incluye las cejas y los ojos. Habla sobre el pensamiento de la persona, sus capacidades intelectuales y del intercambio de información.
Zona afectiva o emocional Comprende los pómulos, las mejillas y la nariz. Indica todo lo referente a las relaciones humano-sociales, las emociones, la forma de gestionarlas, la habilidad de relacionarse, etc.
Zona instintiva Comprende la mandíbula inferior, la boca y el mentón. Habla del “pasar a la acción”, de los instintos y los impulsos inconscientes que guían a la persona.
La morfopsicología es una herramienta que nos sirve a los coaches para orientar a las personas que acompañamos.
Permite ayudarles a desarrollar al máximo su potencial.
Además, esta herramienta puede ser utilizada en la mediación de conflictos de relaciones de pareja, padre-hijo o en el ámbito laboral.
¿Cómo puede ayudarnos la morfopsicología?
Como te decía, esta disciplina puede ayudarnos en nuestras relaciones de pareja, en las relaciones con nuestros hijos e incluso en el ámbito laboral.
En una pareja, puede ayudar a mantener una relación sana, ya que permite detectar las necesidades vitales de cada uno.
Por ejemplo, si uno de ellos tiene unos pómulos muy grandes, con una nariz carnosa y en retracción lateral, indicará que es alguien muy afectivo y que necesita del contacto con otras personas.
Se sentirá a gusto en ambientes concurridos.
Si el otro miembro de la pareja, por el contrario, tiene una retracción latero-nasal (RLN) pronunciada, junto con una frente más recta, nos hablará de una persona mucho más tímida y reservada.
Este tipo de personalidad probablemente no se sienta a gusto en ambientes tan concurridos.
Si no conocemos las necesidades de la otra persona, se nos dificulta el entendimiento.
Si no hay entendimiento, suelen haber discusiones.
Y a veces los malos entendidos acaban terminando con la relación.
El desconocimiento es el culpable de muchas discusiones y malos entendidos.
Conocer los patrones de conducta del otro, crea automáticamente una relación basada en el respeto y la armonía.
Las exigencias disminuyen, dando paso a la amabilidad y al respeto.
Así mismo, a la hora de contratar personal, la morfopsicología es una excelente aliada.
Por ejemplo, si lo que buscas es:
gente con iniciativa,
que se adapte bien a los cambios,
que sea extrovertida y comunicativa...
…conocer los aspectos del rostro que encajen en ese tipo de perfil puede ahorrarnos muchas horas de entrevistas.
Así, aplicar un análisis morfopsicológico en el mundo empresarial:
Permitirá economizar tiempo y dinero.
Aumentará la productividad.
Facilitará la creación de un equipo armonioso.
La personalidad del niño reflejada en su rostro
El rostro de los niños también refleja su personalidad.
Claro que es una personalidad en formación y constante cambio.
Pero aún así, puede darnos muchas pistas de sus necesidades vitales, sus vías de escape y los posibles bloqueos o dificultades.
Si un niño tiene bloqueos que pueden observarse a través de su rostro, pero nosotros no contamos con las herramientas adecuadas para identificarlo, es probable que cometamos el error de diagnosticarlo (etiquetarlo).
Esto hará que nos dirijamos a él como si padeciera una enfermedad o tuviese algún problema determinado.
Incidiremos de esta manera en sus patrones de conducta, su personalidad, sus sentimientos, creencias, pensamientos y emociones.
Entender las necesidades del niño nos permitirá comunicarnos con él en su propio lenguaje
La personalidad como herramienta de autoconocimiento y crecimiento personal
Nuestra personalidad se refleja en cada rasgo y cada zona de nuestro rostro.
Los elementos de la cara no están estáticos, todo lo contrario.
Existe un continuo movimiento e interacción entre ellos, y a su vez, actúan como transmisores de contenidos psicológicos.
El estudio del rostro nos ayuda a comprendernos mejor y como consecuencia, se verá enriquecida nuestra personalidad.
La morfopsicología nos permite descubrir nuestras posibilidades y limitaciones.
También nos facilita la comprensión de conflictos, bloqueos, y resistencias internas.
Permite, además, que podamos tomar conciencia y aumentar nuestra seguridad y confianza.
Todo esto, da paso a la comprensión y aceptación de nosotros mismos y de nuestro entorno.
Ser capaces de comunicarnos en un mismo lenguaje, nos ayuda a canalizar la energía y nos facilita el entendimiento.
Conocer el rostro de una persona y aprender a interpretar todo lo que nos cuenta a través de él, permite mantener unas relaciones más sanas y sabias, basadas en el respeto y la empatía.
Y también nos ayuda a identificar si estamos viviendo una vida en coherencia, o por el contrario, estamos viviendo en conflicto con nuestra naturaleza interna.
Al aplicar la morfopsicología en mis acompañamientos, lo que hago es ayudarte a que las relaciones con tu pareja, con tu hijo/a, con tus padres, con tus clientes, tus empleados/as y contigo mismo, sean lo más fluidas, cercanas y sanas posible.
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