“...la vida no está hecha para contar Kcal...”
¿Te acuerdas de ese eslogan?
Era de una publicidad de una mayonesa (producto comestible que no te voy a recomendar), que ilustra muy bien lo que te quiero contar hoy.
Muchas veces al comenzar a integrar una alimentación más consciente, nos estresamos pensando que debemos contar Kcal, para no pasarnos y comer de más.
Esto hace que el estrés esté presente en cada momento del día y de nuestras comidas.
Esta situación deriva en que, por un lado, no podamos asimilar adecuadamente los nutrientes; y, por el otro, que tampoco podamos disfrutar lo que comemos.
Se resiente así nuestra salud:
Nuestro organismo se inflama porque no consigue digerir adecuadamente.
Nuestro peso se desregula, porque el cuerpo nos pide cada vez más alimento para obtener la energía suficiente que permita responder ante el peligro.
Nuestra energía se desvanece, debido a que el sistema nervioso se encuentra en continua tensión y consume toda nuestra energía.
Pero ¡no te asustes!
Por suerte, revertir esta situación es sencillo.
Si pones en práctica este pequeño truco que te cuento a continuación, podrás llenar tus platos de calidad, independientemente de la cantidad de alimentos que te lleves a la boca.
Truco para llenar tus platos de calidad
El truco es el siguiente, presta atención:
Basa tus comidas en alimentos integrales, de alta densidad nutricional y baja carga digestiva.
Pero…
¿Sabes cómo hacer para identificar un alimento con una alta densidad nutricional y baja carga digestiva?
¡Es más fácil de lo que parece!
Aquí te dejo unas pautas sencillas:
Los alimentos que tienen una densidad nutricional alta y una muy baja carga digestiva, son aquellos que se denominan como alimentos protectores.
Son protectores, porque cumplen con una serie de características, como por ejemplo:
Aportan saciedad y nutrientes.
Son ricos en agua.
Pueden comerse sin procesos de cocción.
Al terminar de comerlos, te sientes liviano/a y lleno/a de vitalidad.
Proporcionan energía rápidamente.
Ayudan a regular el tránsito intestinal.
Contribuyen al equilibrio de la microbiota.
Su consumo se refleja en una piel rejuvenecida y unas uñas restauradas.
Estimulan nuestros sentidos, especialmente los del gusto y del olfato, y sin necesidad de usar aditivos como la sal.
Facilitan los mecanismos innatos de eliminación y regeneración del organismo.
Fortalecen nuestro sistema inmunitario. Es decir, al comerlos regularmente, nos enfermamos menos.
¿Sabrías ahora identificar a qué alimentos me refiero?
Seguro que lo adivinas… ¡Claro que sí!
Los alimentos que cumplen estas condiciones y por lo tanto, actúan como protectores para nuestro organismo, son las frutas y las verduras crudas.
Aunque también en este grupo se encuentran los frutos secos, los germinados, y se podrían incluir cereales integrales y legumbres, pero con moderación.
Incluye alimentos protectores y olvídate de contar Kcal.
Basa tus comidas en la calidad
Para que contar Kcal sea cosa del pasado, es importante que los alimentos protectores estén presentes en tu día a día en un porcentaje mayoritario.
Si basas tus platos en alimentos que te aportan calidad de nutrientes, no tendrás que preocuparte por la cantidad que ingieres.
Esto es debido a que tu organismo podrá metabolizar la cantidad que sea sin esfuerzo ni ocasionar fatiga en tus órganos digestivos.
Los alimentos de alta densidad nutricional son aquellos que te nutren sin generar fatiga al aparato digestivo.
¿Y cómo puedes identificar si tu aparato digestivo está sobreestimulado, fatigado o estresado?
Muchas veces los síntomas que nos alertan de esta situación tienen que ver con digestiones pesadas, reflujo, hinchazón, gases, malestar…
Evita o disminuye estos “alimentos”
Para olvidarte de contar Kcal, intenta evitar o disminuir el consumo de estos “alimentos”:
Aquellos que han pasado por muchos procesos en su preparación, han sido sometidos a altas temperaturas, frituras, etc.
Alimentos que tienen ingredientes que no conozcas o sean dañinos.
Los que tengan aditivos y conservantes en exceso.
Las composiciones industriales de más de 5 ingredientes.
Carne y derivados animales que provengan de la cría intensiva, piscifactoría o similar, etc.
No me quiero despedir sin antes recordarte que ante un cambio alimentario, siempre es necesario tener en cuenta el estado previo de tu mucosa intestinal.
Ya que a veces, cuando comenzamos a integrar cierto tipo de alimentos, como las frutas muy dulces o la lechuga, no nos sientan tan bien como esperábamos.
Esto es debido a que muchas veces es necesario limpiar y regenerar la mucosa digestiva primero, para luego incorporar progresivamente esos alimentos.
Por eso, en mis seguimientos le doy una importancia vital a la depuración del organismo y al equilibrio de nuestra microbiota.
¿Te preguntas cuál es tu caso?
¿Cómo estará tu mucosa intestinal?
Si quieres averiguarlo, puedes ponerte en contacto conmigo haciendo click en este enlace para descubrirlo.
Te invito a que de ahora en adelante integres alimentos protectores en tu alimentación.
Recuerda: los alimentos protectores son aquellos de baja carga digestiva y alto valor nutricional, y olvídate de contar Kcal para siempre.
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